Necesidades.

Abrázame. 
Tus brazos son dulces y callan mis pensamientos, callan los gritos noctambulares de mi mente, aquellos que me ensordecen. 
Tócame. 
Tus manos sanan las heridas del olvido a medias, de ese que borró cuerpos y rostros, pero se quedó corto con las palabras corto punzantes que apuñalearon mi voluntad.
Bésame. 
Ahí donde me duele y donde no, y dime que me quieres, con todo y las cicatrices que no te pertenecen, que bajan por mi entre pierna, rodean mi pelvis y suben hasta la amígdala recóndita de mi cabeza. 
Hazme el amor así, cuando estoy adolorida, cuando te necesito más y luego abrázame, hasta las 6, hasta las 10 o todo el día y dime que me quieres, cuando soy tuya y cuando soy mía. 

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