En la noche.

Me acuesto, me acobijo, luego miro a la ventana y con la poca visibilidad que me regalan las cortinas, me gusta imaginar que lo que atraviesa el cielo oscurecido no es un avión, es un ovni o algo desconocido. ¡Estoy loca! ¿Por qué a la media noche me da por inventar cosas? Ya empecé a debrayar. Luego me hallo sentada, con las pupilas dilatadas buscando en la nada algún recuerdo que me estremezca el corazón y que me devuelva del pasado a mi cama, entonces, llega el silencio aturdiéndome en la soledad de la noche, recordándome aquellos meses anteriores y que últimamente, el conjunto que componía mis sonrisas a perdido un integrante ¡Prometí no volver a escribir, hablar o a pensar en el amor! Mis ojos se han empezado a cansar, lanzó una oración y pido tranquilidad. Le digo a Dios que te amo y... ¡Maldita sea!, he roto la promesa.

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