Yo te espero en la ventana.

Soñar con un día en el que me veas tan hermosa que me lo digas parece solo eso, un sueño, pues todos los esfuerzos para que al menos me sonrías parecen vanos, devaluados, obsoletos y como si poco fuera mucho, me refugio en el anochecer, después de las diez, después del capitulo de algún libro que me de por leer y me lleve despierta hasta el amanecer, cuando los parpados deciden cerrarse porque mi pupila y el iris se han apagado para encontrarte en el mundo que te he hecho hacía mis adentros, en donde todo no es perfecto sino que es amor y con eso basta para mí. Utopía esa donde mandarías tu cada que me haces reír, luego vuelvo al vacío de estar con los ojos abiertos, donde te tengo bien lejos, donde te comparto con la soledad y ella recibe más de tu atención que yo. 

Por fin ha llegado mi turno de verte y el corazón salta con ganas de romperme el pecho para salir a entregarse a ti pero mi respiración, cansada, le suspira al viento que ya es hora de un adiós, del fin y yo refutando, argumentándome en tus ojos, me hago la sorda y mi boca pronuncia un exaltado, agraciado y lleno de esperanzas "Hola ¿cómo estás? ¡Cuanto te he extrañado!"