Realidades paralelas

Me he puesto a pensar en la vida, en mi vida, en lo que sucede, en lo que no. Me he puesto a pensar en lo que comienza, en lo que termina, en el pasado, en el presente, en el futuro y entonces me pierdo, no sé, desaparezco y luego me encuentro en otro lugar, en otro momento de acuerdo al tipo de pensamiento que con anterioridad invadía mi mente y mi cuerpo. De repente, soy la persona más feliz del mundo, tengo lo que quiero, cómo lo quiero, cuando lo quiero y no paro de sonreír o de pronto soy la más triste de todas y hasta a una lágrima le da por deslizarse a través de mi rostro, creyendo que todo es de verdad. Las realidades paralelas son engañosas, ya ven que logran engañar a mi llanto para que prostituya su verdadera intención, que es demostrar algo que siento yo y no lo que siente algo que imagino. Supongo que lo imagino.

Creo realidades paralelas en pequeños minutos de mis días, son mis lagunas, mis momentos en soledad profunda y al fin y al cabo, solo míos. Son también eso que me mantiene lejana, distraída o entretenida, ausente, viviendo en otros lugares que quizá, no, que en realidad me gustan más que éste, porque siempre me veo en un lugar lejano, sin importar mi estado de ánimo, el sitio, sin duda, es mejor que en el que me encuentro ahora, y entonces, regreso y pienso que quizá, mi yo triste, mi yo feliz, mi yo fuerte, mi yo débil, todas ellas se hunden en sí mismas y me ven a mí, aquí sentada intentando escribir ¿Qué pensaran? Creo que no importa mucho ¿verdad? A fin de cuentas, yo soy la real, ¿o no?
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