Volar.
Confío en la palabra como modo de dar rienda suelta a la ira y al miedo, al amor y al odio, como modo de liberar en forma de ave aquellos profundos sentimientos que encadenan a una persona a ese estado de baja autoestima que la esclaviza a sentirse sola e infeliz, ave salvaje que necesita volar, expandir sus alas mientras al alzar vuelo suelta levemente aquellas plumas que le causen sufrimiento, como espinas enterradas en vez de algo que haga parte de ella, dejando en el aire las penas, teniendo como cómplice el viento que se las lleva consigo aliviando el mal sentir, para renacer como el fénix, con cada aletear, con cada palabra. Hablar. No dejes que tu ave se convierta en vergüenza, o que vuele lejos sin pronunciar palabra alguna y muera.
Todos tenemos miedo en algún momento, solo hay que armarse de volar.
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