En septiembre, cuando ella tenía 6 y él tenía 7.

Un día de septiembre, inicios del mes, dos pequeños de tez blanca, cabellos rubios y apenas empezando a crecer se ven por primera vez. Comienzan las clases. Él, de 7 años, ya estaba sentado y acomodado en su pupitre, charlando de sus vacaciones con sus amigos conocidos cuando entra la profesora, ya eran las 7 de la mañana, ya comenzaba 2do de primaria. Pasan 20 minutos, creo que más, y corriendo entra ella al salón, tarde, muy tarde, no encuentra asiento así que lo comparte con alguien, 6 años y el cabello largo, le da más allá de la cintura. Él no sabe si ella lo miro y ella no sabe si él la miro, pero ciertamente, todo empieza ahí, una mañana de septiembre. Sin saberlo al principio pero luego dándose cuenta de ello, cumplen años el mismo mes, un primero de febrero él, un nueve ella, un año y una semana exactos de diferencia en edad. Conozco su historia como dicen "de Pe a Pa", pero a la perfección, al derecho y al revés, se como ella vivió esa historia desde que lo conoció, desde que sintió lo que sintió.

Algunas personas dicen que el primer amor se da en la infancia, o que es aquel que nunca se olvida, del que se aprende todo, con el cual se equivoca lo que hay que equivocarse. Pues resulta que a ella le paso todo esto, con él, lo conoció en su infancia, tuvo millones de errores pero aprendió otras mil millones de cosas más y aún, hoy en día, no lo ha podido olvidar.

2do, 3ro de primaria, ella lo miraba y para ella no había alguien más, eran amigos, no los mejores pero lo eran, él a veces un poco hostil con ella y ella hacía de cuenta que no le importaba cuando era todo lo contrario. Salones diferentes, 8 y 9 años respectivamente. Ella, llorona, con los cabellos más largos y claros, voz ronca, motivo de burlas, Él, no más alto pero si mayor, tímido pero burlón y a pesar de ello, a ella le gustaba. Él se fue, y ella siguió ahí, en ese lugar, ese colegio, que para ella no tenía mucho sentido, que según ella, la hacia más llorona día con día. 4to de primaria, él se le "olvidó".

Ella entró al colegio en donde él estaba, 5to. Se vieron, se saludaron pero ya no era lo mismo. Él más alto y más delgado, con su misma piel blanca y su cabello muy corto, rubio. Ella, con su cabello largo, un poquito más oscuro que el de él, caucásica igual. Crecían casi a la par. Pasaron más años, crecían por separado pero se veían en los pasillos de aquel colegio, el cual tenía aspecto de convento y en otros tantos lugares más, su mejor amiga en la infancia era prima de él. Ella lo veía, se acordaba de muchas cosas, pero cuando su sentido común era mayor y su capacidad de pensar maduraba, ella decía entre sí "yo era una simple niñita, ya crecí".

Su amistad mejoró, ya eran más cercanos, pero a ella le gustaba hablar con él más de lo que a una amiga le gusta hablar con un amigo. En pocas palabras, le volvió a gustar, o no, en realidad nunca le dejó de gustar, pero ahora este sentimiento era diferente al de la niñez, era mayor y cuando él la miraba por su cabeza pasaban sólo una cosa, "él me gusta pero ahí no hay nada", entonces él conoció más "ellas" y ella conoció otros "él" que reemplazarían lo que sentían el uno por el otro, sí es que había ese sentimiento recíproco, pero al final se darían cuenta que el "reemplazo" duraría muy poco.

Grado 10 y 11. Empezó, terminó y comenzó de nuevo su romance, primero más amigos que otra cosa, pero luego ya les gustaba verse y hablar de seguido. Parejas de estudio en casi todas las materias y la mejor pareja en la clase de inglés y un día, ya no solamente eso, ya eran novios. Al principio no se tomaron las cosas en serio y terminaron no en muy buenos términos. Lloraron una fecha de amor y amistad en la cual solo se querían alejar y un diciembre, casi un año después de su primer beso como novios, ellos, volvieron a empezar. De esa fecha para acá se han visto muchas cosas. Dos primeros "te amo" en una carpa, una finca con paredes de ladrillos que gracias a Dios no hablan, una calle que los veía hacer cosas nombrables y otras que no de 8 de la noche a 10, muchas charlas, risas, peleas, llantos, terminadas y un año separados en el que él creyó odiarla y ella se propuso a faltar a su filosofía de "no se olvida a quien se ama". Una charla de dos días, insultadas y una canción de amor dedicada.Un viaje en el que se dijeron adiós con besos y caricias en los que ella pensó las 9 horas de vuelo más otras 4 que era lo que duraba, un regreso que prometía más de lo que se cumplió y otra falta a la filosofía, pero que al menos, terminó rápido y se encaminó mejor por lo que le dictaba el corazón.

Acuerdos van y acuerdos vienen. 3 años, 4 con el de la ruptura que ella propuso, ha durado está historia que comienza desde mucho antes de aquel 22 de enero en donde decidieron estar juntos por vez primera. Un día, otro diciembre, parece el mes de esa pareja, ella le dijo "¿vuelves conmigo?", mes y medio después, él responde "si". Ella siente que lo ama pero a la misma vez tiene miedo a que sea cierto por eso quiere ir lento, pero rápido al mismo tiempo. Él dará lo mejor de sí porque ya han madurado y ambos quieren decir "con él(...)" "con ella(...)" "(...) soy feliz" y estoy segura de que ella ya es feliz, desde el momento en que él le dijo que si y es más que obvio que se extrañaron, cada boca quiso besar la otra, cada par de ojos quiso ver el otro par, cada par de manos quiso agarrar el otro y ahora es el momento para hacerlo sin ataduras, sin restricción alguna, para escuchar y decir más "te amo" que los dichos anteriormente, para seguir escribiendo esta historia que comenzó en septiembre, cuando yo tenía 6 y Diego tenía 7.






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