La tranquilidad de la tristeza


¿Y cuando no sabes cómo están las cosas? o ¿cómo te fue en algo? o ¿es un si o un no? Es en ese momento, en el que empezamos una búsqueda exhaustiva de respuestas, haciéndonos miles de preguntas, ¿por qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Quién? ¿Dónde? y miles más.

Las respuestas son clave fundamental en la vida del ser humano, bien dicen por ahí que "sí quieres saber algo, averígualo. LAS RESPUESTAS no llegan solas", y es un dicho muy sabio, pienso yo, porque, no hay que torturarse la cabeza y el corazón a la espera de algo, mientras estás consciente que tú mismo puedes saber qué es lo que está sucediendo. La duda fatiga y agota las fuentes de nuestra energía emocional drenando nuestros recursos de adaptación. La duda nos hace presa fácil para todos los males derivados del estrés, te hace pasar por situaciones de desesperación, cansancio y aún peor, de desesperanza. Pero yo no les quiero hablar de cuando todo nos sale bien, o cuando las respuestas son positivas. Yo les quiero hablar del "no", de lo que se siente, y que es mejor un "no" que una duda.

Las dudas, son algo serio. Quien duda vive atormentado por la creencia de no ser querido, de no ser aceptado. Para ser aceptado, quien duda recurre a todo subterfugio que conoce para despertar el amor tan apetecido; y el favor, tan necesario, de quien busca ser aprobado, aunque lo haga a un precio de sacrificios extraordinarios y de vejaciones increíbles.

La duda es pérdida de control, quien duda ha perdido un sentido de dirección y de disposición en su vida. Avanza en medio de un sendero tortuoso donde las señales son imprecisas y donde abunda el recelo. La duda hace de quien guíe una persona de poca esperanza, porque quien está confundido no sabe el camino, ni puede indicarlo.

Cuando te dicen "si", "ganaste", "conseguiste el trabajo", "pasaste la materia", entonces, en ese instante, te sientes completo, feliz. Tienes una respuesta, la buscada y la esperada. En muchas ocasiones, esperamos que gran parte de las cosas que queremos, o mejor dicho, que TODO lo que queremos, se nos dé, y pensamos, que de eso depende nuestra entera felicidad, y es que no se puede negar, que cuando algo sale tal y como queremos, nos sentimos tan extasiados, casi, casi, realizados. Pero la vida no solamente se compone de buenos momentos, también los fracasos hacen parte de ella, cuando te dicen "no", "perdiste", "te rechazamos" "perdiste la materia" te llenas de una tristeza enorme, un desconsuelo y un sentimiento de derrota, por el que, créeme, todos hemos pasado, pero, después de la noticia, y de asimilar todo, sientes una profunda tranquilidad, y ¿sabes por qué? Porque aunque no era la respuesta que querías, tienes una, y no debes esperar más. Vivir con dudas es peor que fracasar, por eso, así sea un "no", ya no deberás pensar más en eso, sino que seguirás adelante, y sé que te causo emociones para nada gratas, pero al menos, ya no tienes la duda susurrándote cada noche al dormir ni nublando tu mente en el día, es por esto, que a pesar de todo, la tristeza también puede brindar tranquilidad.

Celebra tus si, aprende de los no, siempre busca las respuestas, no te quedes con la duda y sobre todo, no causes, ni seas la duda en alguien más.

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